No quiero que el adi贸s entre por la ventana,
ni por la puerta si eso logra brindar m谩s claridad.
Vivo en un intento sempiterno de no ser recuerdo,
la ausencia marca el comp谩s de mi melodioso respirar.
Prefiero ser intento que reflejo, palabra que pensamiento,
una huella antes que el olvido mismo volcado al infinito.
No quiero mirar el adi贸s a la cara, mucho menos de espaldas,
no quiero que llegue inesperadamente ni esperar su llegada,
si es posible que se evapore y no logre ser tempestad de agua
si es agua, que deje de quemar en la garganta o salir por los ojos
y sea el aroma de la estancia, entre puertas y ventanas cerradas.