Con Neruda me acuerdo de ti…
inevitable pensarte con sus versos,
sentado en tu sillón preguntando
“¿en dónde están escondidos tus senos?”,
llamándome “fea” sin que nadie comprenda.
Te veo sirviéndome hielos en un vaso
que espera por el licor que tienes en los dedos.
Te veo sentado en el sillón en el que
solía sentarme muy cerca de ti,
en el que veíamos películas los viernes.
No puedo leer a Neruda sin pensar
en los siglos de poesía que nos dedicamos
en miradas de complicidad, en tu auto, en nuestro lugar…
No puedo leer a Neruda sin pensar en Borges,
en Hemingway y en Verlaine, en las novelas
que desvelaron nuestras noches y nuestra imaginación.
No puedo leerme en tus letras y no pensarte en las mías,
no podemos deslindarnos uno del otro.
Por lejos que me mires siempre estás en mí.
En tu lengua favorita mencionaste
“I will never stop loving you”
y en la misma respondí
“You will never stop being part of me”.
Y no quiere decir que no sepa decir
“yo también” o “yo tampoco”,
es que estamos en otra parte;
muy lejos del amor y muy lejos del olvido.
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