El mundo se aleja y sus pasos son las manecillas del reloj,
el mundo se aleja y su caminar lleva años por nombre,
el rostro de los años son recuerdos; un punto de partida.
Parece estar inerte, pero seguimos su alteración sin conmoción.
¿Cómo dormir rotando sin sentir el vértigo del movimiento?
¿Cómo utilizar la luz del sol como punto de encuentro
cuando no existe dicho punto, siquiera líneas,
apenas esbozos de un lugar y un tiempo?
El mundo se aleja y no parece tener cuerpo,
el mundo se aleja, como una figura borrosa
que no es figura, son mis ojos lluviosos empañados
del calor hogareño que me brinda el pensamiento.
El mundo se aleja y no puedo sino imaginar sus pasos.
No lo veo, pareciera que lo siento, pero en realidad soy yo,
y yo no me alejo. Busco las reglas del juego, apenas comienzo,
y yo no me alejo, pero el mundo tampoco se acerca.