Lo que vivo no es horrible,
sólo suficiente para darme cuenta
de que un hueco en el corazón se cubre fácil
e igual de fácil se hace más grande,
que el amor no impide el dolor.
Lo suficiente para saber que la vida es injusta,
que se puede no merecer el amor que se tiene,
como si el amor pudiera en verdad «poseerse»
y que a veces es la otredad quien no lo merece.
Lo suficiente para pensar que si pudiera
regalarle una vida a alguien que no existe,
no lo haría, ¡qué tortura! Pero si pudiera
dársela a alguien que ya existe, no lo dudaría.
Lo suficiente para saber que el temor viene
de lo preciada y sublime que es la vida,
aunque mis versos sean libres
y más de dolor que de maravilla.