El reloj marca el compás,
el cielo baila a su ritmo,
es hora de hacerse añicos,
no importan horas pasadas;
es momento de romperse
y esperar algún mañana
en que las piezas encajen;
rompecabezas de cristal.
Al dormir permanecía
intacta, pero el insomnio
me hace vagar en la nada
y al final reunir pedazos
de lo que fui al deambular.
En poco tiempo, descanso,
se reagrupan como cuerpo
los fragmentos y despiertan
de otra forma a retar días
y semanas, a ver cuándo
logran a la noche llegar.
No ha habido forma símil
que pueda todavía ser yo.
El reloj marca el compás,
migajas de mí bailarán,
porque esperan recuperar
las porciones de mi cuerpo;
estar completa al despertar.
Al dormir me quiebro más
a decisión de Morfeo
y despierto como partes
según tenga compasión.
En poco tiempo averiguo
si hoy queda reconstruirme
o levantarme. Es igual,
hay días que el primer paso
me desintegra por error,
otros llego lejos rota,
porque al final esa soy yo.